Donde Muere La Carretera

Javi Morán & Abel Aparicio & Solito Trovador

Javier Morán se inició con la guitarra cuando tenía 14 años, acudiendo a unas clases particulares durante algo menos de un curso lectivo, y a partir de ahí se ha formado de manera totalmente autodidacta y libre.

Carlos Huerta (El Solito Trovador) comienza su trayectoria en la adolescencia, participando en proyectos musicales y teatrales promovidos desde el Instituto de Astorga (León), al que había llegado para hacer estudios de Bachillerato después de una larga estancia en Casablanca.

Ambos habían compartido pupitre en preescolar antes de emprender caminos diferentes que volverían confluir a principios del milenio en la primera banda de ambos, Punto y Aparte. Y cada uno siguió una trayectoria diferente pero complementaria, dos senderos llenos de aprendizajes cuyo destino era una rotonda sin banderas, pero llena de discos de cantautores, de rock, de folk, de ideas, una guitarra y un acordeón.

Abel Aparicio denunciaba injusticias y levantaba el corazón al aire con su pluma valiente, solidaria, arraigada (en el sentido más desarraigado del concepto tradicional del arraigo literario de la poesía del siglo pasado), enamorada y rebelde.

Pero la poesía de Abel no tenía instrumentos, y a las canciones de Morán y Solito les faltaba un poeta. Por ello, un buen día del año 2016, deciden seguir los versos de Ángel Petisme y juntar sus armas creativas en dirección a ‘Donde muere la carretera’. Porque donde muere la carretera hay forasteros y noticias, juguetes baratos, un calendario zaragozano y una abuela que recita romances junto a la hoguera. Y aunque muy pocos queden y hayan arrancado las viñas, alguien espera siempre, o al menos eso piensa el mañicano que sin pretenderlo nos puso el nombre. Y así, como tres mosqueteros, deciden hacerse llamar también Cuatro Llobos. Sí, llobos con dos eles, como los llobos de antaño, de cuando al otoño se le llamaba también seronda y en los filandones se compartían historias con la humildad y el calor del llar; como los llobos que se esconden y como los llobos que aún no han nacido pero que sabrán saborear los frutos de los árboles cuyas raíces perpetúan los ecos de la memoria y plantarán con amor sus semillas en la sabia, opaca, marrón y sincera tierra para ver brotar la verde esperanza de generaciones enraizadas a una cultura nutrida de fraternidad, humor, poesía, solidaridad y libertad. Quizás, ni tú, ni yo, ni el otro la lleguemos a ver, pero decía Labordeta que habrá que empujarla para que pueda ser. Y Labordeta era uno de esos llobos. Y sí, Cuatro, porque aunque sean tres, viajan siendo uno por esa solitaria carretera que muere siempre donde empiezan los recitales, donde la noche se torna en comunidad y las canciones y los poemas se ponen de parte de los más dignos valores. Por los que se brinda a pie de barra. Por los que se lucha a pie de calle. Por los que se escribe con el puño cerrado pero con los sueños bien abiertos.

Prensa (22.10.2016): iLeon, DiarioDeLeon, HoyEnLeon, TamTamPress, PeriodicoElBuscador...

Actualizado el 22 de Octubre de 2016.